Hemos pasado muchas horas
compartiendo la magia del aprendizaje. Con María, Yarisa y Laura han sido
cuatro años, unas 500 horas de clase, más de 25.000 minutos, parece mucho, pero
en días han sido unos 21 días, 3 semanas. Fijaos que esto supone un 1,43 % de
nuestro tiempo. ¿El peso de la formación y de lo que ha quedado de ese tiempo
alcanzará también ese porcentaje?.
Cuando he empezado a escribir
este mensaje de despedida, no sabía que las ideas y las palabras iban a seguir
este camino. Habéis comprobado en este viaje que hemos compartido navegando por
el mundo clásico mi pasión por las palabras y por los números, que nos
arrastran hacia lugares sorprendentes.
Una de mis frases favoritas “non
scholae, sed vitae discimus” me ha llevado en muchas ocasiones a
hablaros de cosas que no se preguntan en los exámenes, recordad “lo más importante que vemos en clase no se
pregunta en los exámenes”. Esta manera de entender la educación hace que
deje en el aula no sólo la ciencia del mundo clásico, sino también mi visión de
la vida y el afán por transmitiros la pasión por el saber y sobre todo por
vivir, intentando sacarle a cada día el meollo que tiene “carpe diem”. Decía
vuestro profesor de latín “cada día es
único”, el 31 de mayo de 2012 es un día único, no tendremos otro, por eso
hay que aprovecharlo “tempus irreparabile fugit”.
Estos años me he encontrado muy a
gusto con vosotros, he aprendido y me habéis hecho crecer como profesor. Os
deseo lo mejor para la PAEG, que cuando haya pasado el tiempo, la veréis como
un pequeño grano de arena. Os deseo lo mejor para vuestros futuros estudios y
espero que lo que habéis aprendido en nuestras clase os ayuden a estudiar. Et
postremo ab imo pectore vestrae vitae melius desidero.
Siempre tendréis abiertas las
puertas de vuestra aula de clásicas, mi correo y mi casa para lo que
necesitéis. Maximum amplectum et maxima fortuna omnibus de magistro vestro!